
Domingo 29 de Marzo... mientras salía camino al Arena no podía sacarme la sonrisa de la cara, hacía dos noches había quedado enfermo con Radiohead y ahora estaba nuevamente enfrentado a esos eternos minutos que me distanciaban de ver al grupo que más me ha influenciado musicalmente. Y es que hasta el día antes de que me enterara de que Sonic Youth pisaría tierra chilena, yo realmente pensaba que NUNCA los vería en vivo.
La noche partió con el patético jugo dado por Betty Boy, una tropa de wns que no se si conocerán a SY, pero que sin duda sus influencias estaban más ligadas a la chatarra teenager de MTV. Realmente una verguenza de la producción haberlos parado al frente... Después vendría el turno de Energúmeno, grupo de conce que me recordó bastante a Primus, que si bien tampoco era el estilo preciso para telonear esa noche, presentó un show más potente y digno.
Eran pasadas las 9 de las noche cuando se apagaron las luces y salían a escena los dioses del Noise. El éxtasis era máximo, todos ansiosos gritaban esperando el primer tema.. y la espera valió.. basto reconocer los primeros acordes de Teenage Riot para que todos cayeran rendidos sin poder creer que ese himno no venía de una radio, ni de audifonos ni de la inerte pantalla que reproducía un concierto grabado en video conseguido a duras penas, sino directamente de esas guitarras carreteadas y disonantes que siempre admiramos en fotos..


El tema que dio cierre a este magno evento fue Expressway to yr skull con una improvisación final que amansó a todos, dejándonos, cual misa, en paz de volver a nuestros hogares..

Las casi dos horas se hicieron cortísimas y al término, con mi polera literalmente MOJADA de puro sudor, nuevamente con esa sensación de plenitud difícil de explicar, caminábamos de vuelta con amigos intentando digerir lo que habíamos presenciado, un concierto lleno de momentos de colección: el ojo en la pantalla, el choque de las guitarras, Moore subiendose al parlante y luego dejando al público compartir el abuso sobre su guitarra, las piernas de Kim Gordon (estaba justo frente a ella!) y su baile de niña.. La energía liberada esa noche aún debe retumbar las paredes del Movistar Arena, porque al menos costará mucho sacarla de la cabeza de todos los que estuvimos alli.
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